TIRAR, COMPRAR, TIRAR...

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Seguramente alguna vez te habrás planteado preguntas de este estilo:
¿Por qué los productos electrónicos duran cada vez menos? 
¿Y cómo es posible que en antes una bombilla de luz tuviera una duración de 2500 horas y varios años después su vida útil se haya visto reducida a la mitad? 
Las respuestas giran entorno al concepto de "obsolescencia programada”. 
Es la programación del fin de la vida útil de un producto o servicio, de manera que, tras un período de tiempo determinado de antemano por el fabricante o por la empresa durante la fase de diseño de dicho producto o servicio, éste se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible. 
Aunque muchos expertos dan su apoyo pues esto supone un empujón a la economía y al desarrollo de empresas, este modo de actuar por parte de algunas compañías puede afectar seriamente a la comodidad de los compradores que buscan un servicio duradero comprando un aparato de alta gama y grandes prestaciones. Además las asociaciones ecologistas denuncian que programar la vida útil de los productos afecta gravemente al medioambiente, ya que provoca la acumulación masiva de residuos para desechar que se convierten en muy contaminantes.
La obsolescencia programada supone una sobreexplotación de los productos de la Tierra debido a que se utiliza mucho más material y mucha más energía en multiplicar la producción para dar respuesta a las demandas de los usuarios. 
En mi opinión es importante destacar que la obsolescencia programada no se da sólo en productos electrónicos pues por ejemplo los libros de texto también sufren este problema Los cambios que casi cada año introducen los editores en los libros escolares hace que los colegios pidan a sus alumnos la última edición de los textos, impidiendo así que los hermanos menores hereden los libros que habían estrenado los mayores. La consecuencia es un mayor gasto para las familiares y un gran aumento en el consumo de papel. 
Mi experiencia personal con esto que la mayoría considera un problema es amplia pues una gran cantidad de los productos electrónicos que teníamos en mi casa los hemos tenido que reemplazar pues de repente tras un periodo de tiempo de varios años (la mayoría, algunos incluso menos) dejaban de funcionar bien o simplemente no funcionaban.
Para acabar mencionar que cuando decidimos tirar estos productos, pueden acabar en un vertedero, quemados, reutilizados por otras personas o reciclados. Desde el comienzo del año, más de 8 millones de residuos electrónicos han sido desechados generando grandes masas de residuos que contaminan nuestro planeta. 

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